Melanocetus Johnsonii
Por: Rosangela Ayala
Es
un pez abisal (que vive en las regiones más profundas del mar, desde los 2000
metros de profundidad, donde la luz del sol ya no penetra), perteneciente a la
familia Melanocetidae, habita normalmente en los océanos Atlántico y
Antártico.
Su color suele ser gris oscuro o marrón
oscuro, esto para poder mimetizarse en la oscuridad del océano cuando es
acechado por depredadores. Una de las características distintivas de las
hembras de este género, es una protuberancia en su espina dorsal en forma de
caña de pescar y repleta de bacterias bioluminiscentes, que producen luz por
medio de reacciones bioquímicas. Esta prominencia, que sobresale de su boca, es
su principal fuente de búsqueda de comida, ya que atrae a sus presas hasta
tenerlos lo suficientemente cerca como para capturarlos; además, la utilizan
para movilizarse y encontrar pareja buscando reproducirse. Tiene una boca tan
grande que es capaz de tragar presas que le doblan en tamaño.
Por su parte, el macho es
considerablemente más pequeño que la hembra, midiendo en promedio 2.8 cm
(mientras que la hembra puede alcanzar los 30 cm); dedica su vida a buscar a su
pareja para reproducirse, convirtiéndose al encontrarla en un parasito, ya que
se encaja a ella como sus afilados dientes. Con el tiempo, el macho se funde
con la hembra y esta le proporciona riego sanguíneo y nutrientes, incluso
pierde sus ojos y todos sus órganos internos menos los testículos. Una hembra
puede llevar seis o más machos en su cuerpo.
El Melanocetus johnsonii, al igual
que todas las especies abisales, posee la increíble característica de soportar
las altísimas presiones de su hábitat (más de 200 atmosferas), esto lo logran
principalmente a que poseen OTMA, un compuesto químico que les permite mantener
su forma y no ser aplastados, además de poseer cuerpos blandos y huesos
pequeños.
Características
del Melanocetus johndonii:
· 1.
Es capaz de soportar
grandes presiones de agua en su hábitat.
2. Utiliza bacteria
bioluminiscentes para atraer presas y buscar reproducirse.
3. Es capaz de fusionarse
con su pareja, siendo el macho el que pierde la mayoría de sus órganos,
compartiéndose riego sanguíneo.
Principios
de funcionamientos de las características del Melanocetus johndonii:
·
Tolerancia a las
presiones altas
Para soportar presiones que superen
las 200 atmosferas, el Melanocetus johndonii, en primer lugar, emplea un
mecanismo de igualación de presiones, esto es, que sus fluidos corporales
internos se encuentran de igual modo sometidos altísimas presiones. Esta
similitud de presiones le permite mantener un equilibrio entre su cuerpo y el
medio. Así se explica que cuando estos peces ascienden a una menor profundidad
(y por ende a menor presión), la presión interna de sus cuerpos haga que este
colapse, provocando que reviente desde su interior.
En segundo lugar, cuentan con
células nerviosas de la línea lateral, llamadas neuromastos, que le permiten
detectar los cambios de presión del agua, presencia de presas, predadores, etc.
Por último, cuentan con cuerpos blandos y un esqueleto poco calcificado, ya que
el calcio facilita la formación de espinas, susceptibles a quebrarse bajo
dichas presiones. Los pocos huesos que poseen estos peces, son los de la
cabeza, dientes y columna vertebral.
·
Luminosidad a través de
bacterias
Este pez abisal es capaz de generar
luz en las profundidades, debido a un principio químico llamado
quimioluminiscencia, que consiste en general luz a partir de una reacción
química. Esta reacciones químicas las llevan a cabo miles de millones de
bacterias que habitan en la protuberancia de la cabeza del Melanocetus,
estableciendo con el una relación simbiótica, es decir, que ambos seres vivos
se asocian, beneficiándose el uno del otro, ya que el pez las utiliza para
cazar y las bacterias cuentan con un lugar seguro, oxigeno y nutrientes
provenientes de la sangre del pez. Sin suministros constantes de oxigeno, estas
bacterias no podrían brillar.
En gran medida, la producción de luz
reside en una enzima llamada luciferasa y la reacción protagoniza con su
sustrato, la proteína luciferina. Ambas realizan una conversión directa de
energía química en energía lumínica. Durante la reacción, la enzima luciferasa
cataliza la oxidación de la luciferina, dando como producto de la reacción una
forma oxidada del sustrato, CO2 y LUZ. Es importante destacar
que dicha reacción no genera calor, y no se necesita que las bacterias reciban
luz externa previamente, como es el caso de la fosforescencia y la
fluorescencia.
·
Fucion de organismos para la
reproducción
Existe un dimorfismo sexual evidente
entre el Melanocetus hembra y macho, este ultimo mide 10 veces menos que la
hembra y no supera los 3 cm de largo y dedica su vida a buscar pareja para
reproducirse mientras que la hembra es mucho mas sedentaria. Una vez que se
encuentran, el macho segrega una enzima que digiere la piel en la que toca
(bajo su cabeza y cerca de sus órganos genitales), y su boca se fusiona con la
hembra a nivel de vasos sanguíneos. Pasado un tiempo, el macho ya no podrá
separarse de la hembra, formando parte de su organismo. Ya compartiendo un sistema
sanguíneo, es macho se va atrofiando para quedarse únicamente con dos gónadas y
secretar esperma en respuesta a hormonas en la sangre de la hembra. El macho no
se separa nunca más de la hembra; así, esta última se asegura una reproducción
permanente en un ambiente en el que encontrar pareja para reproducirse es muy
difícil. Un Melanocetus hembra, finalmente, puede albergar en su organismo más
de ocho machos al mismo tiempo.
Referencia: