jueves, 26 de marzo de 2015

Melanocetus Johnsonii




Melanocetus Johnsonii

 


Por: Rosangela Ayala
                
          Es un pez abisal (que vive en las regiones más profundas del mar, desde los 2000 metros de profundidad, donde la luz del sol ya no penetra), perteneciente a la familia Melanocetidae, habita normalmente en los océanos Atlántico y Antártico.  

            Su color suele ser gris oscuro o marrón oscuro, esto para poder mimetizarse en la oscuridad del océano cuando es acechado por depredadores. Una de las características distintivas de las hembras de este género, es una protuberancia en su espina dorsal en forma de caña de pescar y repleta de bacterias bioluminiscentes, que producen luz por medio de reacciones bioquímicas. Esta prominencia, que sobresale de su boca, es su principal fuente de búsqueda de comida, ya que atrae a sus presas hasta tenerlos lo suficientemente cerca como para capturarlos; además, la utilizan para movilizarse y encontrar pareja buscando reproducirse. Tiene una boca tan grande que es capaz de tragar presas que le doblan en tamaño.

            Por su parte, el macho es considerablemente más pequeño que la hembra, midiendo en promedio 2.8 cm (mientras que la hembra puede alcanzar los 30 cm); dedica su vida a buscar a su pareja para reproducirse, convirtiéndose al encontrarla en un parasito, ya que se encaja a ella como sus afilados dientes. Con el tiempo, el macho se funde con la hembra y esta le proporciona riego sanguíneo y nutrientes, incluso pierde sus ojos y todos sus órganos internos menos los testículos. Una hembra puede llevar seis o más machos en su cuerpo.

            El Melanocetus johnsonii, al igual que todas las especies abisales, posee la increíble característica de soportar las altísimas presiones de su hábitat (más de 200 atmosferas), esto lo logran principalmente a que poseen OTMA, un compuesto químico que les permite mantener su forma y no ser aplastados, además de poseer cuerpos blandos y huesos pequeños. 

Características del Melanocetus johndonii:

·        1.  Es capaz de soportar grandes presiones de agua en su hábitat.
       2. Utiliza bacteria bioluminiscentes para atraer presas y buscar reproducirse.
     3. Es capaz de fusionarse con su pareja, siendo el macho el que pierde la mayoría de sus órganos, compartiéndose riego sanguíneo.
  

Principios de funcionamientos de las características del Melanocetus johndonii:

·         Tolerancia a las presiones altas

            Para soportar presiones que superen las 200 atmosferas, el Melanocetus johndonii, en primer lugar, emplea un mecanismo de igualación de presiones, esto es, que sus fluidos corporales internos se encuentran de igual modo sometidos altísimas presiones. Esta similitud de presiones le permite mantener un equilibrio entre su cuerpo y el medio. Así se explica que cuando estos peces ascienden a una menor profundidad (y por ende a menor presión), la presión interna de sus cuerpos haga que este colapse, provocando que reviente desde su interior.

            En segundo lugar, cuentan con células nerviosas de la línea lateral, llamadas neuromastos, que le permiten detectar los cambios de presión del agua, presencia de presas, predadores, etc. Por último, cuentan con cuerpos blandos y un esqueleto poco calcificado, ya que el calcio facilita la formación de espinas, susceptibles a quebrarse bajo dichas presiones. Los pocos huesos que poseen estos peces, son los de la cabeza, dientes y columna vertebral.

·         Luminosidad a través de bacterias

            Este pez abisal es capaz de generar luz en las profundidades, debido a un principio químico llamado quimioluminiscencia, que consiste en general luz a partir de una reacción química. Esta reacciones químicas las llevan a cabo miles de millones de bacterias que habitan en la protuberancia de la cabeza del Melanocetus, estableciendo con el una relación simbiótica, es decir, que ambos seres vivos se asocian, beneficiándose el uno del otro, ya que el pez las utiliza para cazar y las bacterias cuentan con un lugar seguro, oxigeno y nutrientes provenientes de la sangre del pez. Sin suministros constantes de oxigeno, estas bacterias no podrían brillar. 

            En gran medida, la producción de luz reside en una enzima llamada luciferasa y la reacción protagoniza con su sustrato, la proteína luciferina. Ambas realizan una conversión directa de energía química en energía lumínica. Durante la reacción, la enzima luciferasa cataliza la oxidación de la luciferina, dando como producto de la reacción una forma oxidada del sustrato, CO2 y LUZ. Es importante destacar que dicha reacción no genera calor, y no se necesita que las bacterias reciban luz externa previamente, como es el caso de la fosforescencia y la fluorescencia. 

·         Fucion de organismos para la reproducción

            Existe un dimorfismo sexual evidente entre el Melanocetus hembra y macho, este ultimo mide 10 veces menos que la hembra y no supera los 3 cm de largo y dedica su vida a buscar pareja para reproducirse mientras que la hembra es mucho mas sedentaria. Una vez que se encuentran, el macho segrega una enzima que digiere la piel en la que toca (bajo su cabeza y cerca de sus órganos genitales), y su boca se fusiona con la hembra a nivel de vasos sanguíneos. Pasado un tiempo, el macho ya no podrá separarse de la hembra, formando parte de su organismo. Ya compartiendo un sistema sanguíneo, es macho se va atrofiando para quedarse únicamente con dos gónadas y secretar esperma en respuesta a hormonas en la sangre de la hembra. El macho no se separa nunca más de la hembra; así, esta última se asegura una reproducción permanente en un ambiente en el que encontrar pareja para reproducirse es muy difícil. Un Melanocetus hembra, finalmente, puede albergar en su organismo más de ocho machos al mismo tiempo.



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